En la película “El Hombre Bicentenario”, hay una escena donde el robot NDR-114, conocido como Andrew, presenta las Tres Leyes de la Robótica, que son:
- Un robot no puede hacer daño a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daños.
- Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entran en conflicto con la Primera Ley.
- Un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la Primera o Segunda Ley.
Estas leyes, ideadas por el escritor Isaac Asimov, son fundamentales en la narrativa de la ciencia ficción y reflejan una preocupación ética sobre la interacción entre humanos y máquinas.
Desde una perspectiva psicológica, la presentación de estas leyes por parte de Andrew puede verse como un reflejo de la búsqueda humana de control y seguridad en la relación con la tecnología. Las leyes son un intento de imponer límites morales y éticos a las máquinas, proyectando nuestros propios valores y principios en ellas. Esto revela nuestra tendencia a humanizar la tecnología, atribuyéndole reglas y comportamientos que garantizan la armonía y evitan conflictos potenciales.