En la película Cartas a Dios, vemos a un niño que continúa abriendo su corazón a Dios. En esta carta, Oscar reflexiona sobre su día, y hace preguntas sobre su situación y como de alguna manera le quita la sonrisa que tanto le gustaba de su madre. Oscar habla de sus deseos, sus sueños y sus miedos, manteniendo un tono sincero y esperanzador.

Esta carta de Oscar sigue siendo un acto catártico, donde la escritura se convierte en un medio para procesar y expresar sus emociones. Esta práctica le permite a Oscar organizar sus pensamientos, algo especialmente importante para un niño en una situación tan difícil. La carta también actúa como un puente entre su mundo interior y exterior, dándole la oportunidad de ser escuchado y comprendido, aunque sea de manera espiritual.

La escritura, en este caso, funciona como una forma de terapia emocional. Oscar encuentra consuelo en la creencia de que alguien lo escucha y se preocupa por él. Este acto de escribir ayuda a aliviar su ansiedad y proporciona una sensación de control y estabilidad en medio de su enfermedad.